Todo hombre es como la Luna: con una cara oscura que a nadie enseña. Mark Twain
Alina Diaconú |
Hace poco, en un programa de nuestra televisión -que siempre miramos con simpatía, porque no hay broma que no encierre algo de verdad-, volvieron a pasar unas imágenes del supuesto alunizaje de 1969 y se reavivó -a través de los comentarios- una zozobra que ya conocíamos desde hacía un tiempo (a través de rumores, claro) y que siempre quisimos pasar por alto. Volvimos a escuchar así, dudas y cuestionamientos. Que la llegada del hombre a la Luna fue mentira, que todo se había filmado en un estudio y que las fotos que conocemos no son más que fotomontajes.
Hay una decena de fotografías que presentan supuestas evidencias de la supuesta estafa (presencia de reflectores, ausencia de sombras, falta de estrellas en el firmamento, etc.)
Un poco más y nos dan ganas de llorar. Recordamos con mucha claridad aquel 20 de julio de 1969: estábamos en París, en casa de una gente amiga, con el corazón saltándonos en el pecho, comunicándonos con Buenos Aires cada quince minutos por teléfono, comentando con la familia cada paso de cada astronauta (Niel Armstrong primero y luego, Edwin "Buzz" Aldrin). Nos sentíamos hechizados por el vacuo paisaje lunar, conmocionados de inmensidad, tratando de meternos en la piel de cada uno de esos hombres enfundados en sus paquidérmicos trajes claros, en sus cabezas encasquetadas por esa suerte de escafandras, experimentando en nuestra alma el contacto con el suelo de la Luna como azúcar impalpable y la negrura de la noche como el tuteo más excelso con el misterio y la eternidad.
Los mirábamos extasiados, avanzando en cámara lenta, juntando muestras lunares en sus bolsos. No, por favor, no nos quiten esa única e irrepetible sensación y emoción. No nos digan que fuimos casi cuatro mil millones de niños-grandes engañados con la proyección de un cuento de hadas, inventado por algunos políticos al mando de una de las dos grandes potencias en pugna.
"La Luna fue la Tierra" escribió un periodista e investigador suizo que hoy reside en el Perú, Michael Palomino.
Se afirma que cuarenta años después, el tema del Hombre en la Luna vuelve a ser noticia porque parece ser que en la NASA se perdió la casi totalidad de las 700 cajas donde se guardaban los videos que documentaban los viajes realizados allí entre 1969 y 1972. Y también, las cintas con las grabaciones.
Cuentan, a raíz de esto, que las fotos de la Luna se tomaron en centros de simulación de Houston y Langley. El hombre que más se ocupó de estudiar y difundir el supuesto fraude fue el norteamericano Ralph René, editor de prensa , inventor autodidacta que, en 1992, publicó el libro "NASA mooned America" (La NASA enlunó a América). El adujo que los astronautas no podían haber sobrevivido a la radiación a la que habrían sido expuestos si hubiesen atravesado los cinturones Van Allen (zonas en forma de anillo donde se concentran partículas cargadas , plasma, que serían letales para el hombre y que se originan debido al intenso campo magnético de la Tierra, debido a su rotación). René advirtió que la letra "C" que se ve con claridad en una de las rocas (de una de las fotos) demuestra que se trataba de una preparación escenográfica hecha aquí, en la Tierra. Que la bandera norteamericana que aparece en uno de los videos no podía flamear, empujada por el viento, ya que en la Luna no habría atmósfera. Que, en las imágenes, hasta se descubre a un astronauta sacando una pelotita de golf de su bolsillo. Que las muestras tomadas del suelo lunar debían ser radioactivas y, por lo tanto, nocivas si no mortíferas; que no se observan estrellas en el fondo cósmico, cuando en realidad se sabía a ciencia cierta que desde la Luna debían verse las estrellas de un tamaño muy grande y más brillantes que las que vemos desde nuestro planeta.
Hay muchas preguntas que se vienen haciendo algunos científicos y técnicos desde hace unos años hasta el día de hoy. En una entrevista difundida por la cadena de televisión FOX, el investigador, periodista y director de cine norteamericano Bart Sibrel señaló que el video que los astronautas filmaron tiempo después, dentro del módulo lunar del Apolo 17, no tenía ningún ruido del motor del cohete atrás. ¿Cómo hizo la NASA para aislar las vibraciones de un potente cohete de las personas que estaban adentro? se pregunta. Bart Sibrel considera que los rusos usaron la estafa del Apolo 11 en julio de 1969 para chantajear a los Estados Unidos y conseguir negociaciones especiales en distintos rubros, favorables a ellos (la venta de trigo, por ejemplo, entre otras).
Cuentan que Sibrel se encontró con el astronauta Buzz Aldrin en un estudio de filmación y que , frente a una cámara, le pidió a éste que jurara sobre la Biblia que había caminado sobre la Luna. Aldrin se negó a hacerlo, lo cual terminó en una pelea a golpes, y el periodista trató de "cobarde y mentiroso" a Buzz. La historia terminó con Bart Sibrel afirmando que" apostaba su vida a que el hombre jamás pisó la Luna".
Pero, todo esto nos deja estupefactos: parece difícil admitir que durante cuarenta años, nadie más haya dicho nada al respecto.
¿Cómo es posible que los rusos, que supuestamente perdían la conquista de la Luna en la competencia con los norteamericanos no alzaran la voz y destaparan el engaño, si se trataba realmente de un engaño?
A fines de los años 60, la Unión Soviética era una potencia científica y militar sumamente avanzada, con un programa espacial extremadamente sofisticado también. ¿Cómo se habrían animado los Estados Unidos a reírse de sus rivales con un fraude de semejante envergadura? Para los rusos, desenmascarar el engaño hubiera significado una fantástica ventaja, puesto que ellos querían ganar la carrera a la Luna, siendo los primeros en plantar su bandera allí. Sin embargo, no fue así, lo cual nos hace deducir que el alunizaje norteamericano de los tres hombres ocurrió, fue absolutamente cierto y se inició aquel histórico 20 de julio de 1969.
Pero, desde la otra postura surgen otras preguntas, sencillas e interesantes: ¿Por qué EE.UU. no volvió a la Luna después del año 1972, que intereses se opusieron? ¿Por qué la Unión Soviética no envió su propia misión humana después del alunizaje norteamericano?
¿Sus compartidos fines bélicos subyacentes a la conquista del espacio no encontraron terreno fértil? ¿No fue - ni es más- un buen negocio? Recordemos que Bush prometió volver a la base lunar en el 2018. ¿Quién da crédito a esa promesa?
Luego, otro interrogante obvio surgiría: ¿Es tan fácil simular en un estudio nada menos que un alunizaje? Los defensores de la teoría del engaño sostienen que por esa razón , que porque no estaban en la Luna sino en la Tierra, no hay fotos de paisajes lunares, tampoco de las estrellas, de Marte y de Venus. Que por eso mismo, por el periplo trucho, los primeros astronautas, en su largo viaje, jamás se asomaron a sus ventanillas para tomar imágenes de dichos astros, como hubiese sido lógico y natural.
¿Y qué dice la NASA al respecto? La NASA dice que las estrellas no pueden ser vistas desde la Luna.
Hay otra teoría ( más verosímil) que afirma que entre los cientos de fotos y videos realizados verdaderamente en la Luna en las distintas misiones hubo tan sólo unas pocas imágenes que sí fueron producidas en un estudio de filmación de los Estados Unidos y que fueron precisamente estas imágenes las que despertaron las suspicacias por algunas fallas evidentes. ¿Será ésa "la" explicación?
Alguien dice la verdad y alguien no la dice. ¿A quién le creemos? ¿A quién no?
Leímos por ahí que, según la misma NASA, el 11% de los norteamericanos piensa que el alunizaje de 1969 fue un fraude.
Qué tristeza y qué decepción si toda esa epopeya inicial fuese un mero truco.Era demasiado linda la historia como para que nos aguaran la fiesta de esta manera.
¡Por favor! Se nos derriten juntos Papá Noel y los Reyes Magos. Con la diferencia de que la Luna existe, brilla para todos y es la musa de poetas y enamorados desde tiempos inmemoriales.
Mientras escribimos estas líneas , desde la pared que tenemos enfrente, una Luna creciente nos mira: está presente en una bellísima y onírica litografía circular de Edgardo Giménez que siempre nos inspira.
Alina Diaconú |
Hace escasos días se celebró el Día de la Tierra. Una Tierra que viene protestando con catástrofes naturales cada vez más frecuentes, pidiendo a gritos que la dejemos tranquila, en paz, con sus árboles, sus bichos, sus mares y sus montañas. Una Tierra que con sus sismos y los centenares de centrales atómicas que los hombres colocaron sobre su superficie está convertida en una suerte de latente polvorín.
El hambre mata a 16.000 niños por día ( es decir, 12 son los niños famélicos que fallecen por minuto), pero el dinero grande se va a plantas nucleares y a armamento.
Alguna vez, en nuestro delirio poético soñamos que, en caso de que este mundo estallara, quizás nos reciba otro planeta, otra estrella, un asteroide como el del Principito y por qué no.la Luna, ya que una vez pusimos los pies en ella.
Hoy todo esto parecería estar puesto en duda. Una incertidumbre más, un engaño más, según algunos iconoclastas. ¿Otra estafa moral cometida contra la humanidad entera? ¿O no? ¿ Cuál será la verdad?
Y si todo fuese realmente un engaño , los argentinos ¿ seguiremos festejando el Día del Amigo el 20 de julio o tendremos que cambiar la fecha?
¿Qué diría el espíritu de Borges en su perpetua morada cuando le llegue el fantasmal rumor de esta polémica y recuerde el momento en que escribió aquel memorable poema , titulado "1971" y que, tras su publicación, dio la vuelta al mundo ? Ese poema comienza así: " Dos hombres caminaron por la luna./(.)De todos es la hazaña./No hay en la tierra un hombre que no sea hoy más valiente y más feliz".
Ojalá la hazaña del primer alunizaje haya sido una hazaña, donde se unieran las más altas expresiones de la inteligencia humana: la sed de aventura, la tecnología y la poesía.
La autora es escritora, creadora de Avatar (Ediciones B), entre otros libros.
Escrito por: Alina Diaconú
Visto en
http://www.lanacion.com.ar/1370790-el-hombre-en-la-luna-verdad-o-mentira
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